Lecturas a la hora del té

Lecturas a la hora del té
(Pintura de Vicente Romero)

domingo, 2 de agosto de 2015

LA JAMUGAS

Una jamugas


Había ido a la batalla del sultán y regresó vivo. Así lo escribió: “Todo me ha traicionado, hasta la muerte”. Y se refugió en su jamugas donde se acomodó para realizar lo que tenía por costumbre: dibujar en papel lo que gritaba la lengua de su alma. Aquel asiento con respaldo encuerado y estructura en madera de boj, con forma de tijera curvada y decoración de taracea en marfil soportaba la prisión de la existencia que le habitaba, ya como silla de montar ya como reposo de su cansancio. La costumbre islámica de sentarse en el suelo sobre almohadas, hacía tiempo que Boabdil había desterrado para adoptar, por influencia italiana, la silla de tijera derivada del faldistorio. Era consciente de que aquella silla era ejemplo de aceptación y coexistencia de dos culturas: la del Islam y la del Cristianismo, la de Oriente y la de Occidente. Cuando Boabdil tuvo que abandonar Granada, lo hizo con lágrimas en los ojos, guardando en su interior la secreta esperanza de que en el futuro se pudiera coexistir en paz en la tierra bendecida por Dios y por Alá que había sido su hogar desde su nacimiento. Su jamugas, que también observó llorar a su caballo, fue fiel testigo.

1 comentario:

  1. Un texto precioso que me ilustró al respecto y que concilia lo que muchos deseamos por siempre: paz y entendimiento

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