Lecturas a la hora del té

Lecturas a la hora del té
(Pintura de Vicente Romero)

miércoles, 24 de agosto de 2016

ANIVERSARIO DE AGU Y YO (24 de Agosto)

AGU Y YO
 
 
Nuestras risas de niños dieron paso a un amor adulto envuelto en pliego de papel secreto. Éramos iones opuestos que atraídos conformaron un compuesto estable. Sólo hizo falta un terreno abonado por cientos de hojas desgajadas de almanaque para llegar a mimetizarnos. Las mismas arrugas, idéntica curvatura de hombros, palabras al unísono,... Y cuando cada noche, vestidos de aire, cerramos los ojos, estamos tan compenetrados que en silencio nos disponemos a tener una cita en el mismo sueño.


martes, 16 de agosto de 2016

VEN

 
(Pinturas de Vicente Romero)
 
 
Ven, tengo un regalo que darte.
Te enseñaré lugares
donde estuviste
pero no fuiste capaz de oír.
Ni olores que te abrazaron...
sin que tú adivinaras.
Sólo aspiro a morir
tantas veces como quieras.



lunes, 1 de agosto de 2016

RAY CHARLES



Los tiempos eran duros para los que brillaban ébano en el sur de Estados Unidos por la década de los locos años treinta. Los sonidos del día se atropellaban con los de los niños jugando entre palanganas, animales y campos de cultivo y en la noche la música gospel se hacía dueña del mismo aire y de las sombras, espantando las miserias y clamando al cielo un paraíso hecho a medida de los negros.
Ray disfrutaba de su vida alegre de niño cuando se le secaron los ojos como tierra agrietada en años de sequía. Otras almas más apocadas se hubieran quedado ancladas en el camino pero Ray era tan tozudo que consiguió atravesar el infierno y arribó por fin a los primeros manantiales, finos hilos de agua, casi imperceptibles, que alimentaban una vegetación de sueños raquítica y que más adelante se convertirían en riachuelos que aumentarían paulatinamente su cauce. El niño Ray aprendió a leer música en Braille.
El piano pasó a convertirse en una extensión de su cuerpo y con él aprendió a dar salida a la melancolía que le asaltaba en las horas de soledad que le esperaba como espera el depredador infame a su desprotegida víctima para poseerla por entero. Sus ojos brillaban tras las gafas oscuras cuando se mostraba en los conciertos y se tornaban desgraciados y opacos desmadejados en la soledad sobre la cama. Por ello, se refugiaba en los brazos de sus numerosas amantes y se casó con la que más le consolaba, su nombre era heroína.
Ray cosechó grandes éxitos con sus canciones aunque le llovieran las críticas por cantar gospel con letras populares su tristeza y su melancolía era directamente proporcional a su destrucción como persona. Su lucha por los derechos de los hombres y mujeres de su raza le llevaron a tomar la decisión de cancelar un concierto en Georgia para protestar por las ubicaciones segregadas.
Catalogado como mejor cantante masculino de todos los tiempos, murió a los setenta y tres años de edad, después de haber expulsado todos los demonios de su cuerpo. Fue capaz de ver la música en otra dimensión, no apta para videntes, y transformarla en genialidad para los ojos del mundo.
Su melancolía fue el fruto maduro del árbol de la esclavitud y anulación de los derechos de su raza plantado en los campos de algodón y abonado durante siglos.
De mi libro "He querido volver", Editorial Cursiva 2016