Lecturas a la hora del té

Lecturas a la hora del té
(Pintura de Vicente Romero)

jueves, 14 de noviembre de 2013

DOS KILOS Y MEDIO (FRAGMENTO)

(Pintura Vinculación. Hang Wu Shen (Siglo XXI, Nuevo Realismo. China)


Hace tiempo que me he muerto y aún no te he olvidado. No importa que nunca me presentaran tu rostro pues sabría reconocerte aunque te hallases escondida en los entresijos laberínticos de un ejército de querubines. Porque las cuarenta semanas que habitaste mi vientre resultaron suficiente adiestramiento para que quedaras marcada a fuego en la parte de los sesos que rige sobre mi corazón. Y todo lo que ahora deseo es que nos encontremos entre este mar de almas llamado Paraíso que para mí, de no cumplirse, no dejará de ser mi propio infierno. Que dejemos de ser tan extrañas como si hubiésemos vivido a una distancia de milenios. Y que con la muerte herede el regalo que la vida caprichosamente me negó. Las almas se me acercan mostrándose mudas y muy expresivas. Sonríen, gesticulan, me transmiten mentalmente todo tipo de emociones, opiniones o consejos e, incluso, en numerosas ocasiones, me acunan con un brazo intangible de levedad conmovedora que suaviza mi amargura pero no la endulza del todo. Yo soy aún un tanto torpe en este tipo de lenguaje; me resulta relativamente fácil entenderlo pero me expreso con dificultad. Se me traba la lengua porque no me he habituado a este sopor de la muerte y me hallo, literalmente, como un alma en pena aturdida. Tanto tiempo deseando la nada para que se iniciara de inmediato mi vida a tu lado y, sin embargo, lo que he hallado hasta ahora son ánimas que quieren imprimir en mí sinónimos de paz, vestigios de armonía, dosis de sosiego. Pero todo ello no me calma. Siento en mi interior un huracán de agitación y conflicto que no sé si, finalmente, me hará desmerecer el cielo alcanzado. Un ente más luminoso que los anteriores se me acerca y me limito a observar el brillo que desprende, lo estudio y analizo su expresión, busco en él una señal que me permita aceptar lo increíble, que el desconocido ha llegado hasta mí del lejano más allá, que ha surgido inexplicablemente de algún lugar desconocido para traerme, aunque parezca imposible, una pista que me guíe hasta ti.

- Dos kilos y medio -, me ha transmitido.

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