Lecturas a la hora del té

Lecturas a la hora del té
(Pintura de Vicente Romero)

viernes, 1 de noviembre de 2013

MOSTO DE PASAS (Fragmento) (Relato finalista en el XIII Certamen de Relatos de Mujer convocado por el Exmo. Ayuntamiento de Valladolid)

 (Pintura de Ivan Alifan)

Sin que te dieras cuenta se ha personado la noche y te encuentras sentada, olvidando los pasos que te llevaran hasta allí, en un laxo sillón del tanatorio municipal, rodeada del incómodo bullicio de familiares y amigos, observando, a través del cristal que la resguarda, el cetrino rostro de tu hija que reposa en el interior de un ataúd forrado con blanco terciopelo y, aunque tu voz no alcanzará los oídos sordos de ella y sepas que tus palabras no son aunque te gustaría fueran, susurras, con la misma poca intensidad que la recién encendida bombilla de bajo consumo de la lámpara de bronce que reposa sobre la mesilla deteriorada de mármol, que tus continuos cuidados fueron insuficientes ante el infame empeño del obsesivo maltratador quien acabara con su recién iniciada nueva vida al mínimo descuido, en el nimio momento de la primera salida de ella desde casa a la tahona, tras el claustro monacal de los meses de embarazo sumado a los días en el hospital debido al parto, intentando ahogar su tedio que se sumaba a las ansias de normalizar su vida, de erróneamente confiar en que él habría cejado en su insistente idea de llevarla por la fuerza, resultando, muy por el contrario, que su existencia ya no se halla ni contigo ni con él y te preguntas cómo puedes sobreponerte a su muerte, cómo la vida, injusta, te atrapa llevándosela a ella y queda expectante a que realices tu siguiente movimiento; y cómo y de dónde sacarás fuerzas para realizarlo si te cuelga el alma helada sobre una finísima cuerda que amenaza con romperse por el peso del plomo que arrastras habitada hasta la médula de la herencia de todas las mujeres que te antecedieron sumado al cansancio de tus propios hombros y, para más inri, al filón de galena emperchado sobre tu hija que te ha tocado costalear con ella, para que cuando ambas comenzabais a vivir con esa naturalidad y paz interior por una especie de milagro que se hizo patente con la llegada de su bebé, la cuerda de ella fuera segada por las manos del violento cuya sangre en sus venas fluyó como vinagre, presa de los malignos virus que lo hicieron estremecer con las fiebres del delirio, la violencia, el control y los celos; y todo lo que ahora deseas es que sus huesos destilen putrefacción entre los muros olvidados de su claustrofóbica celda y que tu nieto y él se conviertan en perfectos extranjeros recíprocos, tan extraños como si hubieran vivido a una distancia de milenios y que el asesino herede involuntariamente la soledad, el sufrimiento y el desconocimiento para aquél a quien engendró.



(Pintura de Ivan Alifan)

4 comentarios:

  1. Es terrible este relato y a la vez tan real. Me duele el peso de tantas madres que han vivido, viven o vivirán esta pesadilla. No podemos acabar con ellos ¿Cómo? ¿Cuándo? La falta de respuesta me hiela la sangre y cada día la noticia de casos de asesinatos machistas ni siquiera nos sorprenden. Bueno...a veces hacemos un minuto de silencio.
    Abrazos.

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    1. Tienes toda la razón por eso mismo no podemos dejar de luchar. Un abrazo grande, Antonia.

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  2. Hola Aldonza: Esta es una cruel realidad, la cual esta bastante generalizada, mucho dolor por una muerte injusta!!!. No más palabras!! Un abrazo amiga!!!

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    1. La realidad supera a las palabras escritas. Un abrazo inmenso, Mercedes.

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