(Pintura de Vadim Chazov)
Llevo
el alma hecha jirones por las aspas egocéntricas de tu ombligo.
Tirita helada sobre una finísima cuerda que amenaza con romperse
habitada hasta la médula con el peso del plomo que soporta. Y todo
lo que ahora deseo es recomponerla con el hilo de mis palabras en la
vainica de mis poemas. Las tijeras del tiempo cortarán los inútiles
retales y tejeré el libro que abrigará mi invierno.
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