Lecturas a la hora del té

Lecturas a la hora del té
(Pintura de Vicente Romero)

sábado, 30 de noviembre de 2013

EL CAJÓN DE SALAZÓN

(Pintura de Frits Thaulow)


Hacía años que en aquellas tierras no se conocía el sol, enrarecido el aire por el humo de la guerra. Ya se había perdido la cuenta de lo que duraba porque la gente no tenía práctica en las matemáticas ni en marcar los acontecimientos en los cuadrados del calendario. Como mucho, contaban los cañonazos con los dedos y, cuando pasaban de diez, dejaban de prestarles atención. Por ello, no se supo qué día nació Gloria. Vino muy sola a este mundo. Ni siquiera su madre pudo acompañarla porque había muerto de pena un año antes, cuando su marido se había marchado a la guerra. La recién nacida andaba, tenía dentadura completa y sabía las ciencias y las letras de los libros de mil bibliotecas. Decenas de aves de mil colores revoloteaban a su alrededor y Gloria supo que de la misma manera que había llegado, se marcharía; dejando este mundo en un día inesperado que tampoco llegaría a marcarse en el calendario.
La primera bendición llegó con una lluvia fina que empapó la tierra y la dejó preparada como útero de mujer enamorada. Después, Gloria supo cómo trabajarla y sembrarla, mientras las aves la acompañaban con sus alas extendidas aportándole sombra benefactora. Desde entonces, cada madrugada se mezclaba el olor a café que colaba Gloria junto al aroma de hojas húmedas empapadas por la lluvia que abastecía de noche los campos.
Una tarde de una primavera de tantas, el padre volvió de la guerra con siete remiendos por la metralla y los oídos inútiles para las palabras, por ello, había dejado de hablar pero su disposición fue total cuando supo que tenía una hija y que en sus campos germinaban las cosechas. El padre tomó el vaso de café humeante, alzó el brazo y con un gesto conminó a la hija que se quedara en la casa porque él desde ese día marcharía a trabajar el campo. Gloria asintió en silencio mientras las aves de colorido plumaje permanecían estáticas en vuelo. La joven no había hecho más que girarse para entrar en la choza cuando escuchó el golpe propio de un cuerpo pesado al caer al fango. Se volteó y enseguida adivinó y maldijo el designio del destino que se había aparecido tan de repente y sin avisar pues le resultó fatalidad que su padre muriese el día que había decidido ayudar en el campo.
Las aves la ayudaron a entrar al muerto a la choza y a limpiarlo del fangal. Entonces, se le ocurrió la idea de recostarlo entre los pedazos del cerdo de la última matanza y así ella podría terminar las faenas del campo y de la casa. Encendió la leña y puso al fuego los frijoles, salió al patio y alimentó a los animales. Recogió unos huevos, unos plátanos, unos mangos y una fruta bomba para meterla en almíbar. Entró de nuevo en la choza y, al mirar al muerto, creyó escuchar el estruendo de un trueno. Pensó que debía volver a guardar los animales. Apenas había caminado unos metros cuando el huracán la derribó. Una lengua de lodo se la tragó.
Dicen que nunca fue encontrado su cuerpo. Que sólo hallaron el cadáver del padre dentro del cajón de salazón sobre la mesa de la cocina rodeado de exquisitos platos y decenas de aves de colorido plumaje.

6 comentarios:

  1. Hola Carmen, una vez más esas pinturas... Evocadoras y entrañables de tiempos antiguos, vividos.

    El texto curioso, entretenido, expresivo. Hay un algo de García Márquez en la forma. Diciendo más de lo que algunos lleguemos a comprender... O tal vez no!. O tal vez no hay nada que comprender, y todo es un leer y aceptar lo que el alma de quien escribe escribe.

    ...Tal vez.

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    1. Hola, Carlos, estas pinturas realzan mis escritos mucho más de lo que valen por sí mismos. Son bellísimas, de ahí, escogerlas.

      En cuanto a tu comentario de mi texto te agradezco me digas que hay algo en él que te recuerda en su forma a García Márquez, quien para mí es el mejor escritor de todos los tiempos. En cuanto a lo que intento decir... ya sabes que cada lector amolda los escritos y le da sentido a su puro antojo. Y ya no es lo que yo quise decir sino lo que el lector quiere entender.

      Un abrazo y gracias infinitas por venir y comentar.

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  2. Reconocer el valor de las pinturas no ha de conllevar nunca la comparación con lo escrito. Cada uno por sí mismo expresa su función.

    Bendiciones. Un abrazo.

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    1. Gracias por la parte que concierne a mis escritos.

      Un abrazo de vuelta hasta Bilbao.

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  3. Hola Aldonza. Un relato interesante y extraño, me agradó y lo asocio con la vida de una mujer que ha dedicado su vida en medio de la naturaleza y pasó anonimamente por este mundo y tendrá recompensa en el mundo celestial. Me gusta mucho la imagen que lo acompaña, para crear en nuestra imaginación el clima ideal-
    Con respeto al paso por mi espacio, puedes usar todas las imágenes que deseas, estoy a la espera de tus haikus de primavera. Un gran abrazo!!

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    1. Querida Mercedes, sí puede resultar extraño porque no siempre la mente del autor coincide con la realidad, ni a veces la realidad, con la mente. Te agradezco enormemente que me des permiso para utilizar tus imágenes para mis escritos. En cuanto lo tenga, te avisaré en tu blog. Un beso muy grande.

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