Tu
ventana vislumbra el vacío.
Eres
desecho tras la hecatombe,
despojo humano de sueño insomne,
árbol
desnudo pariendo frío.
Vuelca
sus ojos en tus palabras,
tráenos
su esencia con tus escritos,
profana
mil dolores malditos,
dibújanos
el color de su alma.
No
permitas que parta del todo,
sus
recuerdos traerán el placebo:
empéñate
en que nazca de nuevo,
Sólo
tú, quien lo engendró, tú solo.
Precioso
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Marylin, me ha hecho mucha ilusión. Un beso.
EliminarCuánto dolor y cuánto amor en el reclamo final... Besos.
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