(Pintura de Víctor Bregeda)
Mi familia vive en un país inventado donde siempre es Navidad.
Mi padre nació en una tierra donde la Navidad está cambiada a los
veranos y donde Magallanes se mareó esquivando las mil islas. Mamá,
en cambio, nació en los Niuyores del norte, donde están habituados
a celebrar la Navidad en invierno que es, por cierto, menos frío que
el verano de las tierras de papá. Cuando se conocieron los dos,
decidieron llegar a un consenso: vivirían la Navidad en todas las
estaciones del año. Ésa es la razón de que en nuestra casa siempre
es invierno, nieva desde los techos y existe siempre un suelo blanco
donde escribimos nuestros poemas. Mantenemos encendido el calor del
hogar y podemos caminar descalzos sin miedo a resfriarnos ni tener
que sonarnos los mocos con la manga del chaquetón. Nuestra casa está
muy alta, mucho más que algunas nubes y cada día una caravana de
caballos guiados por duendes mágicos nos traen los regalos que
abrimos nada más levantarnos. ¡Mmmmm qué delicioso olor a manzanas
los envuelve!
Hemos hecho las maletas. Los mismos caballos nos bajarán de la nube.
Es 24 de diciembre y nos vamos, como cada invierno, a pasar la
Navidad con los abuelos de los Niuyores. ¡Les hace una ilusión
pensar que esta época especial la compartimos siempre con ellos!
¡Bendita la inocencia de los abuelos!
FELIZ NAVIDAD.
Sí, bendita inocencia Carmen.
ResponderEliminarBonito relato de niña dulce e imaginativa. Tal como la de la fotografía... ¿Ya soñaba con estos cuentos? ¿O sencillamente vivía en ellos?. ¡Quién sabe!
¿Días especiales? Qué significa eso!...
Un abrazo. ¿Hay motivo para felicitación?... ¿Sí?
Buenas tardes, Carlos. La niña de la foto soñaba con cuentos y vivía en ellos, así era y es...
EliminarDías especiales es la etiqueta para los días que conmemoro en el blog. Y creo que sí habrá motivo de felicitación y, aunque se sabrá en el próximo año, ya lo estoy celebrando.
Un abrazo y gracias por venir.
Que bella la niñez, que lindos cuentos que nunca olvidaremos. Felicidades.
ResponderEliminarSi nos empeñamos, podemos vivir nuestras ilusiones como niños. Muchas gracias, Mª José.
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