He sido el faro que permanecía muy cercano a la orilla, oteando el
horizonte engañoso. He anhelado la libertad que el mar parecía
rugir sin darme cuenta de que no era más que mi impío carcelero.
Iluminé a los navegantes que me enviaban desconsoladas llamadas de
socorro para, finalmente, quedar atrapada por los cantos de sirena.
Hoy la luz del faro se apaga lentamente, iluminando sólo mi
interior.
Y querida Amiga Aldonza, si ilumina tu interior, que sea para alumbrar Buenos y Felices Sueños, que luego se hagan realidad.
ResponderEliminarmanolo
Así sea, Manolo, gracias.
EliminarAldonza