(Pintura de Paul Chabas)
No
he escuchado tu latido en mi pecho,
ni
el aullido del viento,
a
pesar de que ha roto la ventana.
No
se oyen las pisadas en la noche,
ni
cuando los tacones
sorprenden
cien lechos de hojarasca.
Han
enmudecido las gargantas de gaviotas,
el
violín de los grillos,
parturientas,
plañideras,
la
risa de los niños,
olas
llegando a su playa.
No
se atienden los llantos de inocentes,
el
eco de mil bombas,
las
alas en la jaula,
el
hambre de cucharas,
el
ruido de las nueces.
El
tiempo se ha cansado de los hombres,
se
niega a obedecer
a
la aguja y su compás.
Llueve
silencio
en
el tuétano del mundo.
Guauu... Desde lo recóndito del alma surgen tus versos maravillosos donde el que lea se refleja y se siente descubierto. Beso
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