Lecturas a la hora del té

Lecturas a la hora del té
(Pintura de Vicente Romero)

viernes, 22 de mayo de 2015

EL LADO OSCURO DE LA CARRETERA




Hace tiempo que me he muerto y aún no te he olvidado. No he olvidado tu olor, ni tus caricias, ni nuestros paseos. Incluso recuerdo como sucedió nuestro primer encuentro. Tú, inexperto. Yo, nerviosa. Me acurruqué contra tu pecho y los dos ya pasamos a ser una sola alma dividida en dos cuerpos.
Las ánimas se me acercan mostrándose mudas y muy expresivas. Sonríen, gesticulan, me transmiten mentalmente todo tipo de emociones, opiniones o consejos e, incluso, en numerosas ocasiones, me acunan con un brazo intangible de levedad conmovedora que suaviza mi amargura pero no la endulza del todo. Yo soy aún un tanto torpe en este tipo de lenguaje; me resulta relativamente fácil entenderlo pero me expreso con dificultad. Aún no me he habituado a este sopor de la muerte y me hallo, literalmente, como un alma en pena aturdida. Tanto tiempo deseando la nada para que se iniciara de inmediato mi vida a tu lado y, sin embargo, lo que he hallado hasta ahora son ánimas que quieren imprimir en mí sinónimos de paz, vestigios de armonía, dosis de sosiego. Pero todo ello no me calma. Siento en mi interior un huracán de agitación y conflicto que no sé si, finalmente, me hará desmerecer el cielo alcanzado.
Un ente más luminoso que los anteriores se me acerca y me limito a observar el brillo que desprende, lo estudio y analizo su expresión, busco en él una señal que me permita aceptar lo increíble, que el desconocido ha llegado hasta mí del lejano más allá para traerme, aunque parezca increíble, una pista que me guíe hasta ti. Me ha envuelto y nos hemos trasladado a un nivel superior donde respiro profundamente ya que, aunque carecemos de pulmones, las respiraciones y suspiros profundos son parte del legado de nuestra estancia terrenal. Una ráfaga juguetona dispersa nuestra materia, me recuerda a la brisa marina cuando enredaba mi largo pelo color arena.
Una vez alcanzado el plano superior, mis compañeras y yo nos hemos aislado, lo que nos otorga percepción de intimidad, permanecemos estáticas y nos inunda la Gran Luz. Increíblemente, no vamos nosotras hacia ella. Muy por el contrario, ella se desplaza para poseernos. De ese modo, pasamos a formar parte de su materia. Ahora, disfruto de las virtudes, la paz y la energía elevadas al infinito exponente de cada una de las ánimas que habitamos la eternidad y que seguirán siendo engrosadas con la llegada de las venideras. La Gran Luz es la comunión de las mejores cualidades de todas las almas, siendo nuestro poder infinito e inmensurable.
Pero, en contraposición a la Gran Luz, se ha abierto el lado oscuro, tu lado oscuro, el lado oscuro de la carretera. Aquel camino remoto al que llegamos tras varias horas de viaje. Reinaba la noche y las luces del coche enfocaron el bosque. Salté del vehículo para aliviar mi vejiga y no volví a verte. Aceleraste, me abandonaste y las luces se perdieron tras la siguiente curva. Corrí tras ellas, lloré, aullé, ladré. Perdida, exhausta, mi última visión fue la de los enormes focos de un camión que me descubrieron inerte en el lado oscuro de la carretera.
No debes preocuparte. Nunca te he guardado rencor. Tu aroma permanece vivo en mi interior. Te prometo mostrártelo en nuestro futuro reencuentro. Pero tú no debes olvidarme aunque para entonces haga mucho tiempo que te has muerto.

3 comentarios:

  1. Hola Carmen.

    Un texto conmovedor. Y de conocimiento de lo que es el "otro lado". Bien descrito, por lo menos desde la percepción que puede tenerse desde aquí... Aun así desvela realidades vividas por muchos viajeros.

    Deduzco por tus palabras, creo hacerlo, el estado y momento en que puedas encontrarte... Tranquilo, de aceptación, que no resignación. Cierta sonrisa en el rostro... Y en el alma. Tú contigo misma!.

    Y todo esta bien.

    Un gran abrazo, amiga.

    Un abrazo.

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  2. Ernesto, me gusta que te guste mi concepción del otro mundo. Realmente este es un trocito de un relato cuyo tema no tiene nada de ver con el anterior y que hice hace varios años. Muchas veces no incluyo relatos enteros en el blog porque su extención pero te prometo incluirlo entero para que me digas si te gusta.
    Además, te doy las gracias por hacerme ver que confundí letras en la palabra "microrelato". Es algo que suele ocurrirme tras mi enfermedad.

    Un gran abrazo.

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