Hoy, día 8 de Marzo, estamos aquí reunidos para
conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
Pero,
¿Qué es conmemorar? ¿Acaso es realizar una fiesta? ¿Es preparar
una buena comida y disfrutar de bailes y atracciones? Todo ello es
lícito si no dejamos atrás el verdadero significado de conmemorar.
Conmemorar es, según el diccionario de la RAE, hacer
memoria.
Hacer
memoria de que si hemos llegado hasta aquí, ha sido por la lucha y
el trabajo realizado por miles de mujeres que se dejaron su vida en
el camino por conseguir la igualdad de derechos entre mujeres y
hombres.
Hacer
memoria de cómo viven nuestras hermanas del resto del mundo que aún
son obligadas en la niñez a que se les practique la ablación,
obligadas a casarse prematuramente, a realizar trabajos forzados o a
prostituirse y a tener hijos que después no pueden alimentar. No
tienen control sobre sus cuerpos ni sobre sus vidas, no tienen
educación ni libertad. Sin embargo, hay que destacar que las mujeres
trabajadoras rurales son responsables de las tres cuartas partes de
la producción mundial de alimentos.
Hacer
memoria de las mujeres de nuestra sociedad, llamada “del mundo
civilizado”, que han muerto víctimas de violencia de género. De
las mujeres que siguen sufriendo en silencio el poder dictatorial de
sus parejas, víctimas de malos tratos físicos o psicológicos, con
sus corazones apretados con alambres de púas hasta el desangre.
Hacer
memoria de que las mujeres desempeñan altruistamente la mayor parte
del trabajo en la atención de personas incapacitadas de las cuales
las instituciones no quieren hacerse cargo.
Hacer
memoria de que en pleno siglo XXI en España no se ayuda a que la
mujer trabajadora pueda conciliar su trabajo con su familia y que, al
llegar a casa, tras la jornada laboral, se siga ocupando de los
hijos y de las labores domésticas en un tanto por ciento muy elevado
con respecto al hombre.
Hacer
memoria de que nuestras madres, hermanas, hijas o nietas tienen que
trabajar 14 meses para recibir, por el mismo puesto de trabajo, la
misma retribución económica que reciben nuestros padres, hermanos,
hijos o nietos por dos meses menos trabajados, haciendo hincapié en
que las mujeres realizan los dos tercios del trabajo en el mundo y
sólo poseen el 1% de los bienes del mismo.
Yo,
particularmente, hago memoria y quiero agradecer a mis padres su
mente abierta a la igualdad y que me hayan proporcionado los mismos
estudios y me hayan dado las mismas oportunidades que si yo hubiese
sido hijo varón.
Hagamos
que las mujeres posean educación, trabajo y pueden controlar sus
ingresos para que se beneficie la sociedad. Porque si sus hijos y su
familia están mejor, el pueblo prospera y prospera todo el país y,
con los países, el mundo.
Así
que necesitamos más mujeres que lideren el mundo y hombres con mente
abierta a la igualdad de género para realizar cambios fundamentales
en nuestra civilización. Nuestras descendientes se merecen que
luchemos y les dejemos un mundo mejor y en igualdad.
Cuando
no haya que conmemorarse este día Internacional de la Mujer será
señal de que se habrá logrado.
felicidades a todas las mujeres del mundo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rafael. ¡¡¡FELIZ DÍA!!!
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