(Fotografía de la Agencia EFE)
Los niños palestinos sólo quieren jugar y la alambrada de la
vergüenza construido en Cisjordania lo impide. Sus pequeños
cuerpos chutaban el balón emulando estrellas internacionales de
fútbol cuando uno de ellos lanzó la pelota tan lejos que la envió
más allá de la alambrada mandada construir por el mandatario
israelí para separar los estados de Palestina e Israel. A pesar de
que los niños han suplicado a los soldados del otro lado que les
devuelvan el balón, sus ruegos no han sido escuchados y siguen sin
recuperarlo. Además, las mismas fuerzas de seguridad dispersan a los
pequeños con gases lacrimógenos, provocándoles problemas
respiratorios y náuseas. Un letrado se ha hecho eco de los derechos
de los niños a jugar en sus propias tierras sin restricciones y ha
enviado una carta al mismísimo secretario general de la ONU, Ban
Ki-Moon. Que se corra la voz. ESTOS NIÑOS PALESTINOS SÓLO QUIEREN
SU BALÓN.
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